
![]() |
Aquí voy con papá y Champy en mi bolsa |
Mi bisabuelita decía que cuando mueres,
tu espíritu camina por cada lugar en que has estado, y sin duda el mío va a
pasar mucho tiempo ocupado. ¡Mi último viaje fue inolvidable!, fuimos a visitar
el Lago Superior, que se encuentra entre Los Estados Unidos y Canadá. Ya lo había visitado una vez, pero ahora
Champy estuvo conmigo para disfrutar al doble de su belleza y su majestuosidad.
![]() |
Aquí estamos explorando |
Es tan grande que si no supieras en donde
estás, pensarías que estás viendo el mar, aunque no huele a sal.
Papá comenzó a planear el viaje con
varias semanas de anticipación. Revisó mapas y nos dio indicaciones a todos. Debíamos
ser cuidadosos al empacar todo, pues por supuesto no podía faltar mi farmacia
personal, pero cuando dijo que podíamos llevar nuestros juguetes, supimos que
sería algo extraordinario.

Cuando estábamos listos para emprender el
viaje, mamá volvió para asegurarse que no olvidábamos algo y por suerte vio a
Piggy, esperando ir con nosotros. ¡Mamá la tomó y me la dio, yo no podría ir de
viaje sin ella!
Durante el trayecto, papá abrió las
ventanillas del auto y no pude ser más feliz cuando sentí el viento revolviendo
mis orejas, !es como mamá enciende el ventilador en un día de mucho calor!, fue
tan deliciosa la brisa que me quedé dormida, hasta nuestra siguiente parada.
Por supuesto, siempre es grato estirar
las patitas y papá como capitán de la nave, planeó el viaje de modo que toda la
tripulación pudiera sentir ese placer. En cada parada había aromas nuevos, y
podíamos vaciar la vejiga, por lo que dejé muchos mensajes de “Bubu estuvo
aquí” en territorio nunca antes explorados.
En algún punto de nuestro viaje, papá me
cargó a su espalda y tomó a Champy, mientras mamá tomó fotos. Encontramos
mariposas y pudimos oler el Lago Superior, pero fue sólo por un momento, pues
la siguiente parada tenía más agua. Las personas se reúnen para mirar cascadas
que llenan de belleza y hacen a todos tomar fotografías.
De ahí llegamos a lo que por unos días
fue nuestro refugio. Hacía un poco de frio y por la noche era muy oscuro, pero
al mismo tiempo, revelaba con especial distinción las estrellas y la Luna nos
saludó desde lo alto con una sonrisa especial.
Mamá y papá no pudieron evitar brincar al balcón con sus cámaras.
Champy salió con mis papás a tomar fotos.
Me platicó que las olas golpeaban y si se distraía, alguna intentaba tocarlo.
Mientras ellos disfrutaban del ir y venir, yo me quedaba con Piggy a ver
televisión, aunque no sé en que momento mis ojitos se cerraban y sólo se abrían
cuando sentía la algarabía de todos, cuando regresaban de su viaje fotográfico.
Por supuesto, Piggy y yo disfrutamos
también del Lago, que sin duda se acordó de mi, pues ya lo había visitado
antes. Aunque esta vez estaba muy frio para que mis patitas lo tocarán, creo
que el Lago me envió un pequeño beso, porque por un segundo sentí agua sobre mi
pancita.
Durante el viaje de regreso, encontramos
un elefante rosa que sin duda lee mucho
porque requiere de grandes anteojos. Cuando nos acercamos, por supuesto nos
presentamos y le tomamos una foto, porque no siempre uno tiene la oportunidad
de encontrar un elefante rosa.
Después de varios días, volvimos a casa y
hoy estamos celebrando mi cumpleaños con pastel de zanahoria (sin azúcar) y
tamales, ¡porque las grandes cosas se celebran con sabor!
Sin duda cuando decida dejar a mis papis,
mi espíritu va a tener mucho trabajo, pues yo he disfrutado cada uno de mis
días en este mundo.
¡Nunca dejen de ser felices!
No hay comentarios:
Publicar un comentario