Lo más importante para lograr una buena
fotografía es la luz. Los destellos de la mañana son chispeantes pero
suaves, por la tarde las sombras son más
fuertes, y hay un momento entre el
verano y el otoño que los rayos del sol son perfectos entre las hojas, iluminan
el verde del pasto de modo tal que lo hacen ver vibrante y las flores lucen en
todo su esplendor.
Si quieres lograr una imagen que haga que
la gente se detenga a mirar, debes ser paciente. Conseguir ese pequeño momento
de gloria no es fácil. A veces mamá y yo hacemos recorridos de exploración
durante las tardes que nos permiten buscar el motivo perfecto, a veces es un
árbol, a veces una flor. Por ejemplo,
durante la primavera esperamos el día perfecto para tomar las magnolias, y
durante el otoño, esperamos el efecto fastuoso entre color y luz para los
dorados y rojos que anuncian que ya se acerca el invierno.
En ocasiones ese momento necesita un poco
de ayuda, como cuando hay que espantar a las aves para que vuelen, pues a mamá
le gusta captar el movimiento.
Pero no basta con solo tener un objeto y
apuntar, ¡no, no, no!. Aun cuando parece que todo está alineado a tu favor,
debes hacer ajustes de último momento. Un paso al frente, un paso atrás, intentar
un ángulo distinto, tapar el sol con las ramas, dejar que el sol se asome… hay
que jugar un poco con ese momento.
Lo que me gusta de ayudar a mamá a tomar
fotos, es que nunca vas a encontrar el momento perfecto dos veces, aun cuando
al otro día regreses a la misma hora o aunque la corras por la cámara y creas
que solo te vas a tardar un par de minutos, solo existe EL momento y si la
cámara no está lista, si alguien se mueve o si olvidamos la cámara, ya no va a
volver, y entonces hay que volver a esperar, con más paciencia, a veces sabes
que en la vida volverás a tener ese momento que pudo ser una fotografía
extraordinaria.
Una vez durante una de nuestras caminatas
con papá, vimos un búho, pero ninguno de los dos llevaba su cámara. Corrimos
todos a casa, tomaron sus cámaras, salieron volando en el auto, pero regresaron
sin suerte, no lograron tomar esa foto que los habría en los comentarios en
Facebook por un rato.
Parte de mi trabajo es que cuando todo
está listo, mamá está en posición y la cámara prepara, cuando mamá ya tiene en
su cabeza cómo debe verse la imagen y solo es necesario hacer clic, brinco o me
coloco en el lugar perfecto para salir en ella. Finalmente tanto tiempo
invertido en encontrar el momento perfecto, bien vale la pena que la gente vea
que estuviste ahí, ¿no?.
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