martes, 9 de julio de 2013

Cuando las Bubu patitas tocaron el Lago Superior

Cuando mamá comienza a poner cosas en una maleta, mientras hace notas mentales y nos pregunta que juguete queremos, es que algo va a suceder.

Mamá pasó dos días preparando todo, aunque esa mañana fue normal, salimos a caminar con Champy y devoramos el desayuno. Papá se había quedado en casa así que creí que era fin de semana, pero cuando terminamos el desayuno  después de los medicamentos, mamá y papá comenzaron a subir cosas al auto y entonces comenzó la aventura.

Champy se quedó en casa, pero mamá le prometió que Robín pasaría por él y que disfrutaría mucho jugando con 3 niños durante nuestra ausencia.

Aqui voy con Piggy en el auto
A mi me subieron al coche, pensé que me dejarían con el veterinario, ¡pero no!. Papá bajó las ventanillas y sentimos el aire corriendo por nuestros rostros, mientras mamá peleaba con su cabello. Yo no pude resistir y me dormí a ratos, aunque siempre que despertaba seguíamos en movimiento.
 
Nos detuvimos en algún punto y regué el pasto, pero seguimos hacía nuestro destino.

 
Aqui estoy con papi admirando la playa
La siguiente vez que nos detuvimos, me pusieron en una bolsa en la que mamá me había comenzado a meter desde hace varios días, caminaba conmigo mientras ajustaba las correas para que no le lastimaran los hombros. Esta vez, no caminamos por el patio, sino que me llevaron a la playa. ¡Una playa enorme!, pero no vimos el mar, mis patitas tocaron el Lago Superior que es el mayor de los grandes lagos y se encuentra compartido entre Estados Unidos y Canadá. El agua estaba fría, pero la arena era suave.

Aqui estoy en mi bolsa, tomando fotos con papá
Después de cenar, me fui a dormir, pues los siguientes días estarían cargados de mucha actividad. Por ejemplo al otro día fuimos a Pictured Rocks National Lakeshore y no entendí mucho, pero básicamente la gente viaja miles de millas para  ver piedras con muchos colores.

Era difícil que la gente no me notara, ¿Cuántas veces encuentran a Bubu a la espalda de mamá?, así que no pudimos evitar las preguntas. Pensaban que yo era floja y que por eso me cargaban, pero cuando mamá y papá les explicaban quien era yo, todos me sonreían.

Después de un rato de caminar, podía salir de mi refugio que me daba sombra y suficiente espacio, y por supuesto ¡agradecíamos la brisa cuando acariciaba mis orejas!. Por un rato me quedé en un refugio especial para perritos donde había aire acondicionado mientras los dueños disfrutan de un viaje en bote, eso me permitió dormir hasta que fueron a recogerme. Subimos al auto y fuimos a nuestro cabaña para dormir.

Aqui estoy tomando un descanso después de una larga caminata
Al otro día tuvimos ¡la más extraordinaria de las aventuras!, de esas que se viven solo una vez en la vida. Primero fuimos a Seney National Wildlife Refuge, caminamos por un rato y tomamos algunas fotos, y luego subimos al auto y recorrimos la reserva que cuenta con 95 238 acres y cuida a muchas especies salvajes.

Después de ahí, viajamos hacía  Tahquamenon Falls State Park, donde uno de los principales atractivos es que hay 6 cascadas, que en total empujan 190 000 litros de agua por segundo, las cuales se encuentra en la parte inferior del complejo y una a 6.5 Kms de distancia a la que se llega caminando por una vereda llena de escaleras y puentes, y una vez que se inicia la aventura no hay forma de dejar la vereda, pues solo sube o baja.

Aqui la foto que tomamos de las cataratas
Nosotros, valientes exploradores decidimos que queríamos ver la cascada más grande, así que emprendimos la caminata cuesta arriba… yo impulsaba a mamá para que seguir adelante y todos nos dábamos ánimos cuando el cansancio nos asaltaba. Fue difícil pero lo logramos y cuando llegamos a la cima, pude salir de mi refugio que me protegió del sol y el gran premio fue poder tomar un poco de agua. ¡Nos felicitamos por el gran equipo que somos, pues no fue fácil el reto.

Cuando pensamos que la única forma para volver al auto era volver a tomar la ruta cuesta abajo, el plan fue que papá correría y subiría por nosotras, pero tuvimos la suerte de que hay transportes que suben y bajan a los cansados exploradores, así que el premio mayor fue un auto con aire acondicionado.

Cuando subí a nuestro coche, no pude sentirme más feliz, de ahí fuimos al motel y me dieron de cenar. ¡Estaba cansada de tanto caminar!.

Piggy y yo descansando después de un largo día de aventura
Esa noche, mamá y papá fueron a caminar a la playa, y yo me quedé a cuidar a Piggy, al otro día emprendimos el regreso a casa, pero la mayor alegría fue ver a Champy que nos platicó que la pasó muy bien jugando con 3 niños que le dieron mucha atención. Sin duda todos lo extrañamos tanto como él nos extrañó.

Ahora tengo recuerdos que compartir, ¡pues estas super aventuras se quedan para siempre!. 

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