martes, 26 de marzo de 2013

¡Felices Pascuas!

El sábado pasado pintamos de colores varios huevos. Mamá juntó cascarones durante varios días que vacío y limpió con todo cuidado porque quería que tuviéramos un adorno en la mesa del comedor, pues los huevos que se pintan deben estar cocidos y no duran mucho tiempo a temperatura ambiente.

Cuando terminamos de pintar los huevos, mamá trajo de mi recámara una conejita de peluche que mi abuelita de México nos dio hace muchos años, la cual me cuida por la noche. Nuestro arreglo quedó muy bonito pero entonces le pregunté a Champy que era eso de un conejo de Pascua, porque en México nosotros no tenemos algo así.

Champy dijo que no estaba seguro, solo pudo decirme que es un conejo que trae dulces a los niños y que se relaciona con la primavera y cuando le pregunté a papá dijo que seguramente hay una historia que explique todo, así que hoy buscamos en Google la historia del conejo de Pascua:

Al conejo de Pascua también se le conoce como el conejito de la primavera aquí en los Estados Unidos y según la leyenda, trae canastas llenas de huevos de colores y dulces a los niños.

Se mencionó por primera vez en la obra de Georg Franck von Frankenau titulada acerca de los huevos de Pascua que se refiere a una tradición Alsacia de una liebre que trae huevos de Pascua.

La historia cuenta que cuando pusieron a Jesús en su sepulcro, había dentro de la cueva un conejito escondido, pues estaba muy asustado y veía como toda la gente entraba a llorar al ver a Jesús muerto. El conejito se quedó ahí muy atento a ese cuerpo que inerte atraía tanta atención, y miró como pusieron la piedra que cubría su cuerpo pero no podía dejar de mirar ese cuerpo inmóvil, ¡hasta que algo sorprendente sucedió!, Jesús se levantó y dobló las sábanas con que habían cubierto su cuerpo  y entonces el conejito comprendió que esa persona era el hijo de Dios y cuando salió de su sorpresa,  decidió avisarle al mundo que no había porque llorar, pues Jesús había resucitado.

El asunto es que al igual que los Champys y las Bubus, los conejos no pueden hablar, por lo que se le ocurrió que si  llevaba un huevo pintado la gente, todos comprenderían ese mensaje como algo alegre y lleno de vida y así lo hizo.

Es por eso que cada Domingo de Pascua el conejito deja huevos de colores en todas las casas para recordar al mundo que Jesús resucitó y que hay que vivir alegres.

Eso fue lo que aprendimos y no es muy distinto de la alegría que para todos representa el saber a Jesús en los corazones de la gente que cree en él, y llena de gozo al alma.

¡Felices Pascuas a todos, donde sea que se encuentren!

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