viernes, 2 de septiembre de 2011

Aprendiendo a comunicarnos


Un perro oyente aprende a comunicarse con sus amos de modos casi naturales. Se aprende a reconocer el tono e intensidad de la voz de mando, usualmente son palabras sueltas que se enseñan para saber que es lo que se espera de uno.

Pero con un perro sordo es distinto, asi que lo primero que aprendió mamá es que debía asegurarse que yo la estaba viendo para saber que me estaba hablando, y esto se volvió importante por que si yo no presto atención a mi entorno y repentinamente alguien quiere que vea o haga algo, tiendo a asustarme. Por lo que la mirada se convirtió en nuestro medio de comunicación principal.

Pero siendo tan pequeña, mamá requirió de otros medios para captar mi atención mientras camino, asi que mi cinta se convirtió en mis oidos. Dependiendo de a dónde o como debo caminar, mi cinta me da más o menos libertad de acción, por ejemplo al cruzar una calle, mamá acorta la cinta para ponerme muy cerca de ella, pero cuando no hay peligro, la cinta me deja correr libremente.

Si no quiero hacer algo, entonces recibo una llamada de atención con un leve jalón que me hace poner atención, mamá logra mucho cuando yo no quiero caminar o subir o bajar una escalera, simplemente jalando hacia arriba al mismo tiempo que acorta mi cinta. Y cuando eso pasa ella no juega, debo hacer lo que me pide.

Pero no solo ella se comunica conmigo, yo aprendí a captar su atención, por ejemplo, si quiero algo rasco su pierna, y le hago ojitos: dame una zanahoria mamá… si eso no funciona, entonces me siento con carita de: tengo hambre y quiero de lo que estás comiendo, pero mamí nunca me da algo que no sea saludable, asi que se levanta a darme una croqueta o una zanahoria, pero si no es eso lo que quiero, lo tomo en mi boca y luego la arrojo, eso le deja bien claro a cualquiera: ¡gracias, no es eso lo que quiero!.

Cuando mamá logra vencer la tentación de hacerme caso, sobre todo cuando tiene mucho trabajo, entonces el truco es hacer un sonido de sufrimiento tal, que cualquiera pensaría que me duele el estómago y deben llevarme al hospital… ¡eso nunca falla!... es la mejor forma de comunicación, y si además hago cara de: por favor mamá, quiero una zanahoria, no hay poder humano que evite prestarme atención.

Otras señales que me son útiles es cuando quiero salir al baño o subir o bajar de algún lugar. Cuando debo salir para ir al baño, solo rasco la puerta por donde necesito salir, por supuesto, a nadie le gusta que Bubu dañe una puerta… asi que corren a sacarme. Si quiero subir a algún lugar, miro el punto a dónde quiero estar y hago un leve sonido como diciendo: por favor… y enseguida saben que quiero subir. Cuando me aburro de estar arriba o prefiero ir a otra parte, entonces me acomodo en la orilla y finjo que voy a brincar, y enseguida me bajan… soy tan pequeña que todos temen que me mate en el intento… pero ¡a veces brinco sin que me vean!

Cuando camino por la calle, es importante que la comunicación sea efectiva, pues hay tres posiciones que deben comprender quienes me cuidan: pose de pipí, pose de popí y pose de solo quiero oler por aquí asi que no me molestes.

Es importante que no confundirlas pues, de otro modo, una caminata puede durar horas esperando que yo haga algo más que oler el pasto y leer correos electrónicos de otros perros.

Cuando quiero jugar, muerdo quedito los pies o los brazos. Y cuando quiero que me carguen, brinco para que me abracen. Cuando me ponen mi arnes y mi correa, muerdo mi correa y la jalo para que se apuren a sacarme.

Si veo a un perro que no es mi amigo, ladro como si fuera el perrito más valiente y grande del mundo, y cuando termino de hacer popi, muevo mis patitas como lo hacen los perros macho para decir: Bubu es valiente y acaba de guisar.

Cuando estoy muy contenta, brinco y muevo mi cola, y hablando de... mi cola brinda mucha información de mi estado de ánimo, si esta enroscada hacia arriba, quiere decir que estoy contenta y lista para jugar o caminar, pero si está hacia abajo, implica que estoy cansada o enferma.

Pero el mensaje que todos entienden, humanos, perros o incluso gatos, es que cuando quiero expresar cariño, doy langüetazos y abrazos hasta cansarme. Todos quienes me conocen saben que es mi forma inequivoca de decir: te quiero, ¡gracias por cuidarme!, es el lenguaje universal del amor.

La comunicación no es solo una palabra, es el significado que quien la emite y la recibe conciben.

No importa si mamá o papá me tienen que dar medicamentos, o si a veces me reprenden, siempre nos acercamos a decir: te quiero, por que sé bien que lo que hacen, lo hacen por mi bien. Aunque a veces duela.


Si te gustó este sitio, puedes conocer un poco más del trabajo de mamá en: http://www.almadzib.com 
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