Hace tres días cumplí oficialmente 14
años y 6 meses. ¡Un gran logro para una
Bubu!
Recuerdo el día que mamá me recibió en
sus brazos, cuando la olí por primera vez.
Me entregaron a ella con un pedacito de
cobija, y ella me recibió sin promesas. Ninguna de las dos prometió que nos
cuidaríamos por siempre. No firmamos un contrato, ni delimitamos nuestras
obligaciones.
No juré amarla por siempre o dije que no
la mordería. Ella no dijo que me prepararía mi comida o limpiaría mi trasero.
No tenemos un documento firmado, solo nos cuidamos y nos damos un amor que sólo algunos pueden
comprender.
Si me hubieran dicho que me usaría como
ratón de laboratorio para sus ideas, seguro habría dicho: “no gracias, a Bubu
eso no le gusta”; igual que si le hubieran dicho a mamá que tendría que limpiar
mis desechos, sin duda habría preferido comprar un libro.
Quienes nos quieren como somos, los
demuestran, como Champy que me ha cuidado desde que nos conocimos. ¡Sólo me ha
mordido una vez!, pero no lo hizo por maldad, sino porque quise probar su
desayuno.
O bien mis abuelitas me quieren por lo
que soy y no por lo que pude ser. Ellas no ven mi ceguera o mi sordera, solo
ven a Bubu y se alegran por que sigo aquí, celebrando cada día como si fuera el
último, como he vivido siempre.
Cuando no comprenden eso, es fácil buscar
soluciones fáciles. Por ejemplo, hace unos días mi doctora le dijo a mamá que
cualquier día que ella decidiera estaría bien para ponerme a dormir. Todos
estaban asustados, pues mi pancita me dolía mucho. Le dijeron a mamá que no había más nada que
hacer, que mi riñón ya no se puede arreglar.
Es por ello que he platicado mucho con
mamá, porque he visto como repara mis juguetes, y le pregunto si no puede cocer
mi riñón, quizá con un poco de hilo resistente, un poco de pegamento y un beso
como hizo con Vaca o Rey León… pero mami dice que no es posible hacer eso
conmigo.
Así que disfrutamos cada segundo. Como
siempre lo hemos hecho. Sin contratos ni promesas.
Creo que somos como las flores de
primavera, las cuales ¡ya han brotado para saludarme!, lo han hecho cada año,
solo porque parece divertido engalanar nuestro jardín.
Asi que hemos vuelto a caminar y a sentir
el solecito sobre mi pancita mientras cuidamos del jardín. La aventura de la
vida abre su paso y espero poder tomarme una foto rodeada de tulipanes, porque
trabajamos duro durante el Otoño ¡para verlos sonreír durante la primavera!
Si me preguntan que es el amor, diría que
el amor es la sonrisa que damos cada mañana, bañada de besos que compramos
mientras soñamos con las personas que queremos y que nos quieren. El amor es la
fuerza que cura todas las enfermedades, igual que lo hace una aguja y un hilo,
solo que cuando nos rompemos, ese amor nos mantiene en la memoria de quienes
algún día nos conocieron.
Le he pedido a mamá que no llore por mi
cuando me marche, pero dice que nunca hemos hecho promesas y no vamos a
comenzar a estropear todo con ello…
Solo espero que el día que me marche, todos
me recuerden con una sonrisa, porque mi último soplo de vida lo voy a dedicar a
todos quienes me conocieron, no es una promesa, ni un contrato… es mi deseo de
vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario