viernes, 10 de mayo de 2013

Chapoteando en el agua

La primavera trajo el aumento de temperatura, pasamos del uso de nuestro equipo completo para misiones, aquel que requiere suéter, chamarra y mucha valentía a usar solo un suéter ligero y ahora solo necesitamos  el arnés y lo mejor de todo es que ¡es divertido salir a trabajar al jardín!.

Aunque ya no puedo ver las flores, puedo oler las lilas y todos los árboles que adornan el paisaje. Champy dice que es la época del año en que mami mira para todas partes y encuentra algo que fotografiar, recuerdo que me gustaba ver todos los colores con que los jardines se engalanan.

A todo ello se agrega la increíble sensación de frescura que nos da el chapoteo en la bañera ¿no es increíble sentir el agua en un día de intenso calor?.

Con la primavera llega el momento de salir a trabajar en el jardín, plantamos flores por aquí, regamos semillas por allá, los arboles comienzan a vestirse y brindar sombra, florecen, comienzan las alergias que son la respuesta del cuerpo ante el exceso de polen en el ambiente. … dice mamá que la belleza siempre tiene su precio,  afortunadamente son temporales, en la mayoría de los casos.

Después de cuidar el jardín, de sentir el pasto y ensuciarnos con la tierra,   nada como descansar un poquito, sentir la brisa que se cuela por las ventanas y preparar las toallas para darnos un chapuzón en la bañera, especialmente si mamá abre la ventana del techo del baño pues los rayos del sol se cuelan para abrazarnos cálidamente mientras el agua nos acaricia, primero la patitas,  la pancita y luego en la espalda, y así jugando, jugando nos frotan burbujas que a veces vuelan.
 
Nuestro shampoo huele a avena y miel, a Champy le lavan las patitas con uno especial que huele a jabón fino y a veces, cuando tenemos mucha comezón, nos lavan con uno que huele a menta, tenemos todo un arsenal para cuidar de nuestra piel, pues hay que cuidar todos los detalles. 

Mientras esperamos a que el shampoo haga efecto, chapoteamos, siento cuando Champy se mueve por las olas que hace, y yo respondo moviendo mis patitas y crear una ola más grande, como las del lago Michigan cuando hace mucho viento, solo que con agua tibia.

La regla de oro es: sino te limpian las lagañas, nadie te creerá que te bañaste, así que la cara se lava doble, con cuidado entre los  ojos y los bigotes, cuidando que el agua no toque ni los ojos ni la nariz, nadie quiere sentir los ojos irritados o la nariz mojada por dentro, así que nos quedamos quietecitos cuando el agua comienza a correr desde lo más alto de nuestra cabeza.



 Como no veo, Champy  y yo nos bañamos juntos, ¡así nos damos valor uno al otro!, además es más divertido secarnos, porque nos revolcamos sobre las toallas que se extienden por el piso, nos cepillan muy bien para lucir lindos,  y después !a descansar, porque la belleza cansa!.

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