El verano ya
regresó a casa. Hace un año que enfermé y ahora todo tiene una marcha continua.
Con el verano
llegó la oportunidad de explorar más allá de lo usual, así que cuando mamá hace
cosas fuera de lo común, es por que algo emocionante va a suceder.
Mamá nos llevó a
Champy y a mí a la tina para bañarnos. Yo me baño primero y la frescura y diversión
del agua y las burbujas comenzaron. Una
talladita por aquí, otra por allá; esperamos un poco de tiempo para que el olor
de las burbujas se queden en mi abrigo y luego se enjuaga todo con una regadera
pequeña para que el agua llegue a todos los rincones. Un poco de paciencia y
luego llega la toalla, para eliminar el
exceso de agua.
Ya fuera de la
tina, otra toalla entra en acción, me sacudo un poquito, y luego cariñitos por aquí,
la toalla comienza a quedarse con la mayor parte del agua, otra frotadita por aquí, y otra por allá, y quedo libre para
disfrutar de revolcarme entre la toalla y mientras tengo ese momento de gozo, Champy entra a la tina, no con la mejor
de sus sonrisas, pero siempre hemos de compartir las cosas buenas, las no tan buenas y las
aventuras.
Al final, nos
limpian la carita con más detalle, que nada empañe nuestra belleza, un
algodoncito nos acaricia, estamos no solo limpios, ¡también olemos bien!.
Durante la tarde,
mamá junta cosas, nuestros juguetes sufrieron nuestra misma suerte, y después
de ellos nuestras camitas y cobijas, solo que ellos se bañan dando vueltas en
la lavadora. Sin duda algo extraordinario
va a suceder.
Esa noche es
normal, la hora de la cena, mi inyección de insulina, la última salida al baño, el abrazo de mamá y
papá... hay que se paciente para saber que va a traer el mañana.
Despertamos a la
hora acostumbrada, creo que la emoción me dio mucho ánimo para caminar por que
caminamos más de lo acostumbrado. Después
de desayunar continuaron los preparativos, mamá subía y bajaba poniendo cosas
en orden.
Mamá sube por
última vez y me recoge junto con mi cama,
Champy ya me espera en el asiento trasero del auto. Estamos todos listos
para emprender un viaje, si nuestros juguetes están con nosotros y era requerimiento
estar bañados y peinados, implica que será un gran viaje.
El viento inunda
el auto, el sol calienta como abrazos cariñosos y solo paramos en breves
momentos a regar el pasto de algún lugar en el que nunca hemos estado, el día
se transforma en noche y finalmente papá detiene el auto, y comienza a trabajar
la memoria de un lugar conocido. Ya antes habíamos estado aquí, un lugar donde
siempre hemos encontrado cariño y paz.
Disfrutamos de
la visita, me llena de paz poder estar en un lugar donde mi memoria reconoce
los lugares que alguna vez vi. Golpeando un poco con mi nariz me aseguro que
estoy en el lugar correcto para tomar agua y comer.
Después de dos días,
el proceso de empacar se repite, pero esta vez el viaje es a casa. Cruzamos áreas
donde las granjas huelen a fertilizante y otras donde las vacas dejan su aroma,
y sin darnos cuenta, la noche nos
alcanza pero los recuerdos de la visita se quedan presentes hasta la próxima
vez que desde un día antes, mamá comience a preparar todo para ponernos en
marcha. La vida sigue.
Si te gustó este sitio, puedes conocer un poco del trabajo de mamá en: http://www.almadzib.com
Para la versión en español, da click en la parte superior derecha
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2 comentarios:
Bubu!
Como siempre, nos dejas maravillados con tus habilidades!, Felicidades por tu aventura!
Que aventura!!!
Eres una viajera Bubu
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