lunes, 4 de junio de 2012

La emoción del verano



El verano ya regresó a casa. Hace un año que enfermé y ahora todo tiene una marcha continua. 

Con el verano llegó la oportunidad de explorar más allá de lo usual, así que cuando mamá hace cosas fuera de lo común, es por que algo emocionante va a suceder.

Mamá nos llevó a Champy y a mí a la tina para bañarnos. Yo me baño primero y la frescura y diversión del agua y las burbujas comenzaron.  Una talladita por aquí, otra por allá; esperamos un poco de tiempo para que el olor de las burbujas se queden en mi abrigo y luego se enjuaga todo con una regadera pequeña para que el agua llegue a todos los rincones. Un poco de paciencia y luego llega la toalla, para  eliminar el exceso de agua.

Ya fuera de la tina, otra toalla entra en acción, me sacudo un poquito, y luego cariñitos por aquí, la toalla comienza a quedarse con la mayor parte del agua, otra frotadita  por aquí, y otra por allá, y quedo libre para disfrutar de revolcarme entre la toalla y mientras tengo ese momento de  gozo, Champy entra a la tina, no con la mejor de sus sonrisas, pero siempre hemos de compartir  las cosas buenas, las no tan buenas y las aventuras.

Al final, nos limpian la carita con más detalle, que nada empañe nuestra belleza, un algodoncito nos acaricia, estamos no solo limpios, ¡también olemos bien!.

Durante la tarde, mamá junta cosas, nuestros juguetes sufrieron nuestra misma suerte, y después de ellos nuestras camitas y cobijas, solo que ellos se bañan dando vueltas en la lavadora.  Sin duda algo extraordinario va a suceder.

Esa noche es normal, la hora de la cena, mi inyección de insulina,  la última salida al baño, el abrazo de mamá y papá... hay que se paciente para saber que va a traer el mañana.

Despertamos a la hora acostumbrada, creo que la emoción me dio mucho ánimo para caminar por que caminamos más de lo acostumbrado.  Después de desayunar continuaron los preparativos, mamá subía y bajaba poniendo cosas en orden.

Mamá sube por última vez y me recoge junto con mi cama,  Champy ya me espera en el asiento trasero del auto. Estamos todos listos para emprender un viaje, si nuestros juguetes están con nosotros y era requerimiento estar bañados y peinados, implica que será un gran viaje.

El viento inunda el auto, el sol calienta como abrazos cariñosos y solo paramos en breves momentos a regar el pasto de algún lugar en el que nunca hemos estado, el día se transforma en noche y finalmente papá detiene el auto, y comienza a trabajar la memoria de un lugar conocido. Ya antes habíamos estado aquí, un lugar donde siempre hemos encontrado cariño y paz.

Disfrutamos de la visita, me llena de paz poder estar en un lugar donde mi memoria reconoce los lugares que alguna vez vi. Golpeando un poco con mi nariz me aseguro que estoy en el lugar correcto para tomar agua y comer. 

Después de dos días, el proceso de empacar se repite, pero  esta vez el viaje es a casa. Cruzamos áreas donde las granjas huelen a fertilizante y otras donde las vacas dejan su aroma, y sin darnos cuenta,  la noche nos alcanza pero los recuerdos de la visita se quedan presentes hasta la próxima vez que desde un día antes, mamá comience a preparar todo para ponernos en marcha. La vida sigue.


Si te gustó este sitio, puedes conocer un poco del trabajo de mamá en: http://www.almadzib.com
Para la versión en español, da click en la parte superior derecha

2 comentarios:

Dolores Luna-Hogan dijo...

Bubu!

Como siempre, nos dejas maravillados con tus habilidades!, Felicidades por tu aventura!

Celia Camargo dijo...

Que aventura!!!

Eres una viajera Bubu