viernes, 30 de marzo de 2012

El mundo tiene un olor especial



Si pudiera poner un olor a la vida, diría que huele a lavanda. Sé que todos pensaron que diría zanahoria, pero, ese es el olor de la felicidad. Me gusta cuando mamá poda la lavanda en el jardín. Sus manos quedan impregnadas cuando me abraza para volver a casa, así que lo puedo oler por un rato. Huele fuerte, pero es relajante.

Me gusta el olor al pasto recién cortado, o cuando está mojado. Y me gusta el olor del pollo cuando se cocina junto con el arroz, y ¡nada mejor que las zanahorias recién cortadas!

Los perros tenemos alrededor de 220 millones  de receptores olfativos, mientras que los humanos solo tienen 5 millones. ¡Una gran diferencia!, es por eso que usamos el olfato para comunicarnos, e incluso, podemos reconocer cuando las personas sufren de algunas enfermedades aún antes que los médicos las noten.

Es por eso que aun cuando no veo que hay perros a mi alrededor cuando salgo a caminar, los percibo y a veces intento correr tras de ellos, no necesito verlos para saber que están ahí, disfrutando de los días de primavera, los percibo por mi nariz y eso me da un rastro para seguir. 

Me gusta correr por que una marea de olores llega a mi nariz. Hace mucho  que no corro tras los autos, pero aún disfruto corriendo un poco mientras juego con mi correa. Intento seguir a Champy que se desespera con mi lentitud, pero no es que no quiera caminar, es solo que mis pies no alcanzan a detectar que hay bajo ellos. Pero poco a poco voy perfeccionando la técnica.

¿Qué olor le pondrías a la paz?, y  ¿la esperanza?


Si te gustó este sitio, puedes conocer un poco del trabajo de mamá en: http://www.almadzib.com
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2 comentarios:

Dolores Luna Hogan dijo...

Yo creo que la esperanza huele a mar y hierba.

Y la paz huele a dulce y a niños recien bañados

Unknown dijo...

Eso es lindo Dolores!!, que gusto leer tanta inspiración!!!