Si pudiera poner un olor a la vida, diría
que huele a lavanda. Sé que todos pensaron que diría zanahoria, pero, ese es el
olor de la felicidad. Me gusta cuando mamá poda la lavanda en el jardín. Sus
manos quedan impregnadas cuando me abraza para volver a casa, así que lo puedo
oler por un rato. Huele fuerte, pero es relajante.
Me gusta el olor al pasto recién cortado, o
cuando está mojado. Y me gusta el olor del pollo cuando se cocina junto con el
arroz, y ¡nada mejor que las zanahorias recién cortadas!
Los perros tenemos alrededor de 220 millones
de receptores olfativos, mientras que
los humanos solo tienen 5 millones. ¡Una gran diferencia!, es por eso que usamos
el olfato para comunicarnos, e incluso, podemos reconocer cuando las personas
sufren de algunas enfermedades aún antes que los médicos las noten.
Es por eso que aun cuando no veo que hay
perros a mi alrededor cuando salgo a caminar, los percibo y a veces intento
correr tras de ellos, no necesito verlos para saber que están ahí, disfrutando
de los días de primavera, los percibo por mi nariz y eso me da un rastro para
seguir.
Me gusta correr por que una marea de olores
llega a mi nariz. Hace mucho que no corro
tras los autos, pero aún disfruto corriendo un poco mientras juego con mi
correa. Intento seguir a Champy que se desespera con mi lentitud, pero no es
que no quiera caminar, es solo que mis pies no alcanzan a detectar que hay bajo
ellos. Pero poco a poco voy perfeccionando la técnica.
¿Qué olor le pondrías a la paz?, y ¿la esperanza?
Si te gustó este sitio, puedes conocer un poco del trabajo de mamá en: http://www.almadzib.com
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2 comentarios:
Yo creo que la esperanza huele a mar y hierba.
Y la paz huele a dulce y a niños recien bañados
Eso es lindo Dolores!!, que gusto leer tanta inspiración!!!
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